Washington Black
- Redactor
- 25 jul
- 4 Min. de lectura
Un viaje poético a través de la libertad y la ciencia

Washington Black es una sofisticada propuesta televisiva que adapta con audacia la novela homónima de Esi Edugyan. La serie, representada en la plataforma Disney, (Star), estructurada en ocho episodios, se lanzó íntegramente el 23 de julio de 2025 bajo la producción ejecutiva y la dirección artística de Sterling K. Brown, quien también encarna a Medwin Harris, un mentor esencial en la vida del joven Wash.

Ambientada en la primera mitad del siglo XIX, la historia sigue a George Washington Black, “Wash” , interpretado en su juventud por Eddie Karanja y posteriormente por Ernest Kingsley Jr. Nacido como esclavo en una plantación de Barbados, Wash es salvado por Christopher Wilde, “Titch” (Tom Ellis), un inventor visionario. Ocurre algo trascendental que les obliga a fugarse de casa del hermano de Titch y a partir de ahí comienza su aventura, que se convierte en una odisea que salta por diferentes épocas y lo llevará desde el Caribe hasta la gélida Nova Scotia, explorando su talento científico y redefiniendo su propia libertad.
La narrativa utiliza líneas temporales duales y flashbacks para profundizar en la transformación del personaje, balanceando drama, aventura y reflexión identitaria.

🎭 El reparto y sus resonancias,
Sterling K. Brown se destaca tanto delante como detrás de cámara, aportando su visión transformadora al proyecto entendiéndolo como un relato socialmente consciente.
Ernest Kingsley Jr. (adulto Wash) y Eddie Karanja (Wash joven) ofrecen interpretaciones cargadas de emoción e inteligencia dramática, reflejando una continuidad de propósito en sus personajes.
Iola Evans interpreta a Tanna Goff, una joven que desafía las normas raciales y sociales europeas intentando encontrar su verdad y pertenencia. El elenco se completa con Rupert Graves, Edward Bluemel, Sharon Duncan-Brewster y Charles Dance, agregando capas de tensión, elegancia y complejidad moral.

🎬 Dirección, producción y estética
Bajo la batuta de los showrunners Selwyn Seyfu Hinds y Kim Harrison, se logró una producción monumental en locaciones tan diversas como Nova Scotia, México e Islandia. Desafíos logísticos, climáticos y de agenda se sortearon para construir un mundo visual vibrante y evocador.
La estética steampunk, potenciada por una banda sonora orquestal envolvente, eleva esta miniserie a un tono clásico y romántico, sin perder de vista los ecos históricos que impregnan el relato.

Hay series que entretienen, otras que enseñan y luego están aquellas que llegan directo al alma, que nos abrazan cuando más lo necesitamos y nos recuerdan quiénes somos y lo que vinimos a hacer a este mundo. Washington Black, la nueva miniserie de Star, es precisamente eso, un canto a la vida, a la supervivencia y al amor incondicional que solo una madre puede ofrecer.

La historia gira en torno a Wash, un niño nacido en la esclavitud en una plantación de Barbados, pero lo que verdaderamente sostiene la narrativa es mucho más profundo,
es la fuerza invisible de una madre que, aunque no siempre está en pantalla, lo deja todo por el bienestar de su hijo. Es ese tipo de amor que no necesita aplausos, que actúa en la sombra, pero que transforma destinos.

Wash descubre que no ha nacido solo para sobrevivir, sino para volar —literalmente y en sentido metafórico—. Cuando conoce a Titch, un científico excéntrico que ve más allá del color de su piel, comienza un viaje de autodescubrimiento donde la libertad no es solo una meta física, sino una búsqueda del alma. Cada paso lo lleva a reconocer que posee un don, una mente brillante, una sensibilidad exquisita, una mirada única para ver el mundo.

La nave voladora que ambos construyen juntos se convierte en símbolo de lo que todos necesitamos, una estructura propia, única, hecha a nuestra medida, que nos permita flotar sobre las tormentas de la vida sin perder el rumbo. Es una metáfora de crecimiento, de transformación, de cómo podemos adaptarnos a cualquier entorno si tenemos claridad interior y buenas personas a nuestro lado.

La serie nos invita, a preguntarnos:
¿Quiénes son esas personas que nos hacen volar?
¿Con quiénes compartimos
nuestros sueños más profundos?
¿A quién elegimos para caminar (o volar) en la vida?

En Washington Black, las respuestas no vienen de la razón, sino de la emoción. Son miradas, silencios, paisajes, momentos donde la música subraya con delicadeza una verdad universal, la felicidad no está en la meta, sino en el camino y quién te acompaña durante el trayecto.

Esta miniserie está hecha para quienes han sufrido, pero no se rinden, padres y madres que sienten que la vida los ha puesto a prueba, pero que siguen creyendo que su amor puede ser refugio, impulso y promesa, para quienes creen que lo importante no es tener una vida perfecta, sino una vida auténtica, en compañía de quienes nos devuelven la mejor versión de nosotros mismos.

Con una estética cuidada, escenarios que recrean la dureza y la belleza de un mundo cambiante, y un vestuario que define las emociones de cada personaje, Washington Black no pretende ser un documental histórico, es una fábula emocional, un espejo lírico de nuestras propias luchas cotidianas.

Hay una escena —no diremos cuál— donde el vuelo se convierte en algo más que un escape, es un acto de fe. Esa es quizás la gran enseñanza de la serie, que podemos, incluso desde el dolor, construir algo que nos eleve. Si tenemos el coraje de seguir nuestros dones, de rodearnos de personas con la misma inquietud, y de vivir con honestidad, respeto y amor, entonces, incluso la vida más difícil puede dejar una huella luminosa.

Washington Black, no es solo una serie, es una brújula emocional, un regalo para todos los que aún creen que los sueños, la generosidad y el amor cercano y sincero pueden salvarnos.
Imágenes de star.