TAG Heuer y la revolución del carbono
- Redactor
- 14 sept
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En el corazón de los Geneva Watch Days, un rugido silencioso ha marcado el inicio de una nueva era en la relojería. TAG Heuer, la casa suiza conocida por su espíritu audaz y su ADN ligado a la velocidad y la precisión, ha presentado una innovación que podría reescribir las reglas del tiempo, el
TH-Carbonspring, una espiral revolucionaria desarrollada íntegramente por el TAG Heuer LAB tras una década de investigación y perseverancia.

Este avance no es solo un logro técnico, sino también una declaración filosófica. Representa la idea de que la relojería mecánica, con más de cinco siglos de historia, aún tiene horizontes por explorar. Y lo hace con la materia prima que define el siglo XXI: el carbono, símbolo de ligereza, resistencia y rendimiento extremo.

En 1675, el erudito holandés Christian Huygens revolucionó la medición del tiempo al crear el primer oscilador moderno, formado por un volante y una espiral. Esta diminuta pieza, del grosor de un cabello humano, marcó el inicio de la relojería portátil, permitiendo una precisión desconocida hasta entonces.
Durante siglos, las espirales evolucionaron en materiales, del acero original a aleaciones antimagnéticas, y en las últimas décadas, evolucionaron al silicio. Sin embargo, TAG Heuer decidió romper con el status quo, en lugar de perfeccionar el silicio, se aventuró a crear algo totalmente nuevo, fiel a su lema “Diseñado para ganar”. Así nació el proyecto TH-Carbonspring, concebido no solo como una mejora incremental, sino como una auténtica revolución mecánica.

El TH-Carbonspring es una pieza técnica patentada que introduce tres ventajas decisivas para la relojería moderna:
Antimagnética:
En un mundo dominado por campos magnéticos —smartphones, auriculares, cargadores inalámbricos—, la espiral de carbono mantiene su integridad, garantizando precisión cronométrica incluso en entornos hostiles.
Resistente a los golpes:
Pequeños impactos cotidianos, como cerrar una puerta o un gesto brusco, pueden alterar la precisión de un reloj mecánico. El TH-Carbonspring absorbe estas fuerzas, preservando la estabilidad del movimiento.
Ligereza extrema:
El carbono reduce la inercia de la espiral, mejorando la eficiencia energética y el rendimiento cronométrico. Esto se traduce en una mayor precisión y mejor gestión de la reserva de marcha.

Este avance ha sido desarrollado y producido íntegramente dentro del TAG Heuer LAB, consolidando la posición de la marca como pionera en la industrialización de materiales avanzados. Con cuatro patentes registradas, el TH-Carbonspring es un proyecto nacido de miles de horas de investigación, pruebas y fracasos convertidos en aprendizajes.
“No hay atajos en la innovación”, afirma Emmanuel Dupas, director técnico de TAG Heuer. Cada intento fallido fue un paso hacia la perfección. Este logro es fruto de nueve años de resiliencia y pasión por la precisión.


Para inaugurar esta nueva era, TAG Heuer ha elegido dos iconos de su historia, el Monaco y el Carrera, reinterpretados con cajas de fibra de carbono forjado y detalles que rinden homenaje al diseño contemporáneo y a la ingeniería de competición.
TAG Heuer Monaco Flyback Chronograph TH-Carbonspring

El calibre TH20-60, cronógrafo flyback automático tienen certificado COSC. En una caja de 39 mm en carbono forjado negro, cristal de zafiro abombado, una reserva de marcha: 80 horas.
Edición limitada: 50 piezas.
PVP: 17.650 €.
Un diseño funcional y vanguardista, con índices y agujas en negro y blanco de alto contraste, pensado para ofrecer máxima legibilidad incluso en condiciones extremas.

TAG Heuer Carrera Chronograph Tourbillon TH-Carbonspring Extreme Sport

El Calibre TH20-61, es un cronógrafo tourbillon automático con certificado COSC. Montado en una caja de 44 mm en carbono forjado con bisel taquimétrico. Una reserva de marcha: 65 horas.
Edición limitada a 50 piezas.
PVP: 41.500 €.
Este modelo fusiona el tourbillon, símbolo de la alta relojería, con el ADN deportivo de TAG Heuer, creando una pieza donde tradición y vanguardia se encuentran.

Ambos modelos presentan esferas con grabados en forma de espiral, un guiño visual al corazón mecánico que late en su interior. Las correas de caucho negro con textura textil y los cierres de titanio de grado 2 completan un conjunto que respira tecnología y lujo deportivo.
“El TH-Carbonspring no es la meta, sino la salida”, declara Antoine Pin, CEO de TAG Heuer. “Este es solo el primer paso hacia una nueva generación de relojes de alto rendimiento. Nuestra visión es clara: construir la relojería vanguardista del siglo XXI.”
El simbolismo del carbono
TAG Heuer lleva décadas utilizando el carbono en sus cajas y componentes, inspirándose en el mundo del automovilismo y la Fórmula 1. Este material, asociado a la competición y la velocidad, simboliza la resistencia y la precisión. Con el TH-Carbonspring, el carbono deja de ser solo un elemento estético para convertirse en el corazón funcional del reloj, elevando su relevancia técnica y filosófica.

En conclusión vuelve a evolucionar la alta relojería tradicional en busca de la perfección artesana. Un legado reimaginado.
El lanzamiento del TH-Carbonspring no es únicamente un avance técnico; es un recordatorio de que incluso en un mundo dominado por la relojería digital, la mecánica sigue teniendo un alma vibrante y futurista. TAG Heuer demuestra que la innovación no consiste en romper con el pasado, sino en darle un nuevo impulso, igual que el volante y la espiral de Huygens lo hicieron hace 350 años.
Estos primeros Monaco y Carrera equipados con el TH-Carbonspring son el prólogo de una historia que promete redefinir la precisión mecánica. Una historia escrita en carbono, donde el tiempo se mide no solo en segundos, sino en actos de valentía e imaginación.

















