Muncharaz Capital
- VA
- 24 oct
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La banca privada que recupera la esencia de la confianza, una firma con alma, el valor de la palabra y la ética como patrimonio.

En tiempos de vértigo financiero, digitalización acelerada y mercados que se mueven al ritmo de algoritmos, Muncharaz Capital se erige como una rareza luminosa, una firma que no se mide solo por sus resultados, sino por sus principios. Su fundador, Guillermo Balmaseda Rodríguez, lo resume con serenidad:
“Muncharaz es mi idea de cómo debe darse el servicio de banca privada, con independencia, en la búsqueda de lo que quiere tu cliente, con ética y con la palabra como contrato principal.”
Fundada en 2017 en Madrid, Muncharaz Capital nació con un propósito claro, ofrecer un servicio financiero verdaderamente a medida, libre de los conflictos de interés que acompañan a la banca tradicional. No fabrica productos; selecciona, escucha y acompaña. El resultado, una banca privada independiente, humana y moderna, capaz de adaptarse a las necesidades reales de cada cliente. Antes de fundar su propia entidad, Guillermo Balmaseda acumuló una valiosa experiencia en dos de las casas más reconocidas del sector —Banif y Tresis—. Desde dentro, observó los engranajes de la banca privada y comenzó a imaginar cómo podría hacerse mejor.
“Año a año, la idea fue madurando. Llegó un momento en que entendí que podía ofrecer algo distinto, un modelo más personal, sin los corsés de las grandes estructuras.”
Ese impulso, unido a una coyuntura de mercado compleja y a una necesidad personal de autenticidad, dio lugar a Muncharaz Capital, una boutique financiera con un estilo propio y una clara vocación de permanencia.
Un nombre con raíces, el legado familiar como brújula
El apellido Muncharaz no proviene del marketing, sino del linaje. El nombre hace referencia a la Torre de Muncharaz, en el norte de España, de donde procede parte de la familia del fundador. Balmaseda quiso rendir homenaje a su abuela y madrina, portadora de ese apellido, y legar con él una promesa, la de un proyecto sólido, arraigado y digno de confianza.
“Muncharaz representa el compromiso de mi familia y mi propio nombre con este proyecto. No es solo una empresa; es una declaración de permanencia y de valores.”
Así, lo ancestral se mezcla con lo contemporáneo, una torre de piedra que inspira una estructura financiera moderna, digital, pero firmemente anclada en los principios clásicos de la responsabilidad y la palabra dada.
La banca que escucha, un modelo centrado en el cliente
En Muncharaz Capital, el cliente no es un número en una base de datos. Balmaseda describe su método con una metáfora que sintetiza su filosofía:
“Nuestro trabajo se parece más al de un médico que al de un vendedor. Escuchamos, diagnosticamos y, solo después, prescribimos.”
Cada proceso comienza con una conversación, una historia, una radiografía completa de la vida del cliente: sus objetivos, miedos, circunstancias y ambiciones. A partir de esa información, el equipo construye una estrategia de inversión personalizada, adaptada a su horizonte temporal y nivel de riesgo. No hay recetas predefinidas ni productos enlatados, hay escucha, análisis y acompañamiento y sobre todo, no hay conflicto de interés, porque Muncharaz no fabrica el producto, lo selecciona del mercado global entre miles de fondos, planes, seguros y activos alternativos.
La firma no pertenece a ningún grupo bancario, lo que le permite operar con total libertad y trabajar simultáneamente con varias entidades nacionales e internacionales.
Además, ha desarrollado una infraestructura tecnológica propia que permite agregar posiciones multidepositarias, ofreciendo al cliente una visión global y consolidada de todo su patrimonio, incluso si este se encuentra distribuido entre diferentes bancos y países.
“Pocos bancos privados pueden ofrecer al cliente una foto completa de su patrimonio en distintas entidades. Nosotros sí. Y esa transparencia es poder.”
Muncharaz Capital cubre todas las áreas de la gestión patrimonial, con un enfoque integral que combina la prudencia y la innovación: Fondos de inversión, el producto estrella por su favorable tratamiento fiscal; Renta fija y variable, a través de bonos, letras, pagarés y deuda corporativa; Seguros de inversión y productos unit-linked, especialmente con estructura luxemburguesa; Gestión alternativa, mediante private equity y sociedades de capital riesgo; Planificación fiscal y sucesoria, con acompañamiento experto y asesoramiento legal especializado. El resultado es una arquitectura abierta, flexible y rigurosa, capaz de ofrecer soluciones tanto a pequeños ahorradores como a grandes patrimonios. Una banca para todos, del ahorrador al deportista de élite, Muncharaz Capital rompe con la idea de que la banca privada es un servicio exclusivo para millonarios. Su puerta está abierta a clientes sin inversión mínima y sin tope máximo. Esta heterogeneidad es parte de su fortaleza. Entre sus clientes se encuentran tanto familias que buscan una planificación sólida a largo plazo, como deportistas profesionales y figuras del mundo artístico o empresarial.
“El deportista tiene una carrera corta, intensa y a menudo imprevisible. Su planificación debe empezar muy pronto y contemplar escenarios de movilidad, fiscalidad internacional y prevención de riesgos.”
Esa comprensión del contexto humano detrás del capital es lo que hace que Muncharaz trascienda lo financiero para convertirse en un asesor vital.
Muncharaz Capital se inspira en las cuatro virtudes cardinales, prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Son, según Balmaseda, los fundamentos sobre los que debería sostenerse toda relación económica.
“Venimos de una sociedad que parece haber olvidado los valores. En la inversión, la confianza y la palabra dada son tan importantes como la rentabilidad. Nuestro deber es hacer las cosas bien y ser transparentes.”
En un mercado saturado de promesas, Muncharaz apuesta por la coherencia, porque el activo más valioso no se mide en puntos básicos, sino en confianza.
Preguntado sobre el auge de las criptomonedas, los NFT o las inversiones digitales, Balmaseda mantiene una visión serena y profesional:
“Mientras no estén reguladas, no puedo recomendarlas con seguridad. Cualquier producto que no garantice la protección del inversor debe tratarse con cautela.”
El futuro, asegura, pasa por combinar prudencia y diversificación. Fondos value, materias primas, energía, y estrategias de gestión activa son hoy los faros de su filosofía inversora. En tiempos de turbulencia, aconseja “protegerse, ser paciente y pensar a largo plazo”.
Para Guillermo los planes de pensiones, necesitan reinventarse. Considera que las sucesivas reformas fiscales han dejado el producto prácticamente obsoleto y que el ahorro privado será esencial en el futuro.
“Limitar las aportaciones es un error. España necesita fomentar la previsión, no restringirla. Hoy planificamos la jubilación de nuestros clientes con otros vehículos, más eficaces y adaptados al entorno global.”
Detrás del ejecutivo hay también un escritor. Hijo de un editor, Guillermo Balmaseda ha publicado junto a un amigo su primera novela, “Bullshot”, una obra de humor y aventuras nacida entre noches de insomnio y biberones.
“Escribir fue una válvula de escape, una forma de volver a pensar despacio, de reflexionar sobre la vida y disfrutar del proceso.”
Esta afición literaria no es una excentricidad, es coherente con su forma de entender la banca. Donde otros ven números, él ve historias; donde otros ven rentabilidad, él ve propósito.
Muncharaz Capital representa una nueva generación de banca privada, más libre, más cercana y más humana. Una empresa que combina la tecnología con la ética, el rigor con la empatía y la estrategia con la palabra.
En un mundo dominado por la velocidad, Muncharaz propone una idea radical: volver a confiar a través de su promesa de ética, excelencia y permanencia.
“Nuestro producto es la confianza. Todo lo demás es accesorio.”
Datos de contacto:
Muncharaz Capital, S.L. Sede: Madrid, Web: www.muncharaz.com
Contacto: info@muncharaz.com