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EL THYSSEN Y EL FOUR SEASONS REINVENTAN EL PLACER DE DEGUSTAR EL ARTE

  • Redactor
  • 18 oct
  • 4 Min. de lectura

ARTE PARA LOS SENTIDOS:


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En el corazón palpitante de Madrid, donde la historia y la modernidad se abrazan con elegancia, el Hotel Four Seasons y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza han tejido una experiencia inédita, un diálogo entre la alta gastronomía y el arte. Una invitación a saborear los lienzos, a recorrer la pintura a través del gusto, y a convertir cada obra maestra en una emoción servida en plato.


El proyecto, bautizado con el elocuente nombre de “Pasión de OSTRAS”, es mucho más que una colaboración cultural, es una sinestesia entre dos mundos que comparten un mismo credo —la belleza—, traducida aquí en un menú que convierte el arte en experiencia sensorial.



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Pasión de ostras: El erotismo del mar y el arte.



Jacob Lucasz. Ochtervelt, Comiendo ostras (1665 – 1669)

En el siglo XVII, las ostras simbolizaban el deseo y el lujo carnal; en el siglo XXI, se transforman en metáfora de placer refinado. En el Four Seasons, las ostras se presentan acompañadas de un Bellini —el cóctel veneciano de Cipriani—, servido como si fuera una pincelada líquida sobre el paladar.

Su tono melocotón evoca los matices de Giovanni Bellini, y el melocotón encurtido con cilantro añade ese guiño contemporáneo que juega entre el salado y el dulce, entre lo terrenal y lo etéreo.



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El Carpaccio de la Condesa: la elegancia del rojo



Vittore Carpaccio, Joven caballero en un paisaje (1505), del lienzo a la mesa, la historia de la condesa Amalia Nani Mocenigo y su remedio médico se convierte en una oda a la vida. El plato que lleva el nombre de Carpaccio rinde homenaje a la intensidad del color y del espíritu veneciano.



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En esta versión madrileña, el Carpaccio de vaca con vinagreta de palo cortado y mostaza Dijon, acompañado de una focaccia artesanal, destila nobleza y sofisticación. Se marida con un cóctel sin alcohol llamado Embargo, una insinuación poética que juega con la contención de los sentidos frente al deseo.



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El especial de Nedick: hiperrealismo gastronómico



Richard Estes, Nedick’s (1970)

Richard Estes pintó escaparates que eran espejos del deseo americano. Aquí, el chef convierte esa mirada hiperrealista en una experiencia divertida, urbana y provocadora.

El resultado es una hamburguesa de perrito caliente Nedick’s —deconstrucción gourmet de la comida rápida de los años 70— con relish y patatas fritas, acompañada de un refresco de naranja que rescata la esencia original de la marca desaparecida.



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Un homenaje al Pop Art culinario, lo cotidiano elevado a la categoría de arte.


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La tentación de la manzana del pecado original reinterpretado



Jan Gossaert, Adán y Eva (1507 – 1508)

La historia de la primera tentación se endulza en esta versión celestial creada por el maestro pastelero del Four Seasons.

La Manzana dorada, brillante y delicada como un tesoro barroco, llega acompañada de un café a elección, convirtiéndose en un cierre divino para una experiencia que invita a pecar sin remordimiento.

El postre dialoga con la pintura de Gossaert, donde el placer y el conocimiento se confunden en una sola mirada, aquí, el sabor es la nueva forma del descubrimiento.



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El recorrido es una coreografía entre arte y alta cocina.



La experiencia comienza a las 9:00 de la mañana con una visita guiada privada por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en la que un experto guía acompaña a los invitados a descubrir las obras que inspiran cada plato del menú. Una lectura íntima, poética y sensorial de la pintura europea desde el siglo XV hasta el XX.


A las 12:00 del mediodía, la segunda parte del recorrido tiene lugar en el Hotel Four Seasons Madrid, donde el arte se transforma en sabor. Allí, los comensales disfrutan del menú degustación diseñado especialmente para la ocasión, en un entorno que combina la majestuosidad clásica con el refinamiento contemporáneo.


Es un viaje que va del ojo al paladar, del museo al mantel, y que revela cómo la creatividad humana puede expresarse tanto en un trazo como en un bocado.



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El valor de una experiencia irrepetible es de 825€ para 2 personas.



Este exclusivo encuentro entre arte y gastronomía es una celebración del lujo entendido como experiencia cultural. No se trata de una simple comida o de una visita guiada, sino de una vivencia curada, donde el tiempo se detiene y los sentidos dialogan con la historia, la pintura y la emoción.


El precio incluye la visita privada, el menú degustación completo, las bebidas maridadas y un servicio personalizado que convierte cada detalle —desde la recepción hasta el último café— en una obra de arte viva.



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Cuando el arte se saborea



Esta alianza entre el Museo Thyssen y el Four Seasons Madrid redefine el concepto de brunch cultural: comer deja de ser un acto cotidiano para transformarse en una lectura multisensorial del arte. Cada plato es un ensayo visual, cada cóctel, una pincelada líquida, cada bocado, una interpretación del alma humana a través del tiempo.


El comensal se convierte en espectador, el chef en curador, y el museo en un espacio que trasciende sus muros para expandirse al terreno de los sentidos. Una propuesta que celebra el lujo contemporáneo en su versión más elevada, aquella que une la cultura, la sensibilidad y el placer de vivir.



“Pasión de Ostras” no es solo una experiencia gastronómica; es una invitación a redescubrir el arte desde el paladar, a recordar que los grandes cuadros también se pueden degustar y que, al final, la belleza —ya sea en una galería o en un plato— siempre termina por alimentarnos.


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