Aniversario del Tourbillon Breguet
BREGUET
El TOURBILLON desde el siglo XIX
Abraham-Louis BREGUET
Gran inventor de la relojería mecánica y estética hasta nuestros días.
Cuando hablamos de alta relojería es difícil descubrir la fuerza, el espíritu o la importancia que tienen marcas como Breguet, hasta que no te sumerges en su historia, en sus detalles. Abraham-Louis Breguet, suizo nacido en Neuchâtel en enero de 1747, es uno de los maestros relojeros más importantes en la historia de la relojería. Sus creaciones todavía se utilizan casi 300 años después.
Breguet Tourbillon
Entre sus inventos se encuentra el primer reloj de carga automática, denominado perpétuelle, la protección anti-choque (llamada el paracaídas, o también la suspensión elástica del volante). El secreto consistió en darles forma de cono a los pivotes del eje de volante y sujetarlos en su sitio mediante unos pequeños platos montados sobre un resorte de lámina y cuya forma encajara en los pivotes. Esto fue el precedente del moderno "Incabloc".
EL volante es el corazón de un reloj. Sus oscilaciones a un ritmo armónico influyen en la precisión del reloj. Breguet creó su propia espiral, una de las más estables y precisas de nuestros tiempos. Sistema que actualmente utilizan los relojes más precisos de muchas marcas de alta relojería.
También creó el primer reloj de pulsera con repetición de minutos para Caroline Murat, reina de Nápoles, en 1810
Breguet Repetidor de Minutos
Desarrolló el primer reloj de una sola aguja, llamado “reloj de suscripción”. Muchas marcas y artesanos relojeros han seguido su ejemplo por la limpieza y originalidad del mismo, aunque son piezas reservadas a coleccionistas muy especializados por su particular manera de representar el tiempo.
El primer reloj de tacto, dotado con un sistema inventado por Breguet que permitía leer las horas al pasar la mano por encima. Una flecha externa a la caja reproducía la posición de la aguja de las horas del reloj. Tras “sentir” la posición de dicha flecha, el usuario se orientaba gracias a las piezas externas situadas a la altura de las horas. Comercializado en 1799, el reloj de tacto (a veces denominado “reloj para ciegos”), se prestaba a una ornamentación rica y variada (esmaltes, perlas, diamantes). Entre los ejemplos de este original reloj había un medallón táctil n°611, adquirido el 18 de febrero de 1800 por la Sra. Bonaparte, que posteriormente se convertiría en la emperatriz Josefina.
Podríamos seguir enumerando creaciones mecánicas o estéticas muy características como el diseño de sus números arábigos ligeramente inclinados, el grabado a mano de sus esferas, conocido como decoración guilloché, o sus agujas tan elegantes y estilosas, utilizadas en infinidad de relojes clásicos en la actualidad.
Hoy vamos a hablar quizás de uno de los inventos más famosos de la relojería, el 26 de junio de 1801, fecha que algunos recuerdan con otra denominación de la época, 7 de Messidor año IX del calendario republicano que regía en Francia por aquella época. Nos referimos al “Tourbillon”. Algo que siempre ha preocupado a la relojería mecánica ha sido la precisión. Un problema importante es el efecto que produce la gravedad con la colocación del reloj en diferentes posiciones, provocando alternaciones y mayor fricción entre las piezas móviles del mismo, lo que generalmente produce retraso en la marcha del mecanismo. Para solucionar el problema a este científico relojero se le ocurrió la idea de colocar todo el escape, es decir el volante, el muelle, el áncora y la rueda de escape, las piezas más sensibles, en un carro móvil que realizara una rotación completa cada 60 segundos. De esta manera, la repetición regular de las fallas desencadena un proceso de compensación mutua. Además, el cambio constante del punto de contacto que realizan los pivotes del volante en sus cojinetes garantizaba una mejor lubricación. Muchos se preguntarán por qué el nombre de Tourbillon, que en su significado más meteorológico se describe como rotación violenta o tempestad incontrolable, pero la inspiración de Abraham fue tomada de la definición que Descartes aplica de este principio físico que describía como “…un sistema planetario y su rotación alrededor de un eje único”. Algo mucho más acorde con su invención.